jueves, 12 de diciembre de 2013

Pasión vs Racionalidad.

Cada día que pasa veo que la mente del ser humano no es tan simple como creía. Es más todavía si cabe. 
El otro día me surgió uno de esos dilemas internos, profundos, de esos que empiezan como una gota y acaban siendo un océano en tu cabeza, pues de esos. Y me di de cara con algo que pensé que no volvería a aparecer en mi vida. Bueno, la verdad es que lo estaba evitando. 
Se que es de cobardes evitar pensar en algunas cosas, y ahí es cuando me di cuenta de la simpleza infinita de nuestra mente. Es tan jodidamente simple que solo pensamos al día cuatro cosas absurdas, y ocultamos en lo que realmente queremos pensar, autoconvenciendonos de que si se oculta, desaparecerá. 
¿Por qué somos tan, tan...? Es que no tengo ni calificativo. 
Pero de ahí, de esa conclusión a la que llegue, me aparecieron esas ideas que tanto había evitado. 
Las ideas son lo de menos, lo que importa es el hecho de elegir entre esas ideas. Siempre, siempre, siempre, hay dos ideas contradictorias entre si, entre las cuales, obviamente, tienes que elegir. 
Es como llegar al final de un camino recto y encontrarte con una bifurcación. Y entonces llega el momento de decidir. Que tiemble el mundo y la mente humana; un humano eligiendo puede llegar a ser desesperante. Y encima casi siempre se equivoca en sus elecciones aunque las haya meditado durante mucho tiempo.
Los caminos a saber son el camino de la idea que te gusta, el de las pasiones y el placer; y el otro es el camino de la idea que es correcta y racional. 
Ahora es cuando el ser humano la caga considerablemente. Empiezas a sopesar los pros y contras de un camino o de otro.
El camino de las ideas que te gustan, elegir el placer en definitiva, es un camino donde lo vas a pasar genial, donde cada día va a ser una aventura y te vas a sentir genial porque vas a hacer lo que quieras sin rendir cuentas. Lo que quieres lo tienes ya, ahora, no hay que esperar. Lo que pasa es que este camino casi siempre es el que menos nos conviene. Es un camino peligroso, te metes en la boca del lobo, vamos. Y es que tu mente te dice: "Cuidado, que te vas a pegar la ostia de tu vida". Pero una parte de ti dice: "Seguro que no, porque voy a tener cuidado y me lo voy a pasar como nunca". Ahí tu mente desconecta, como la mayoría de las veces en las que tienes que hacer y decidir algo importante en la vida. 
Ves el camino, ves que es un camino pedregoso, difícil de andar por el, pero aún así, sabiendo que a la mínima de cambio vas a tropezar, te quieres arriesgar. Estupidez 1 - Mente 0.

Entonces miras al camino de la racionalidad, el que se considera correcto y el que mas te conviene. Ese en el que la seguridad, la tranquilidad y la calma reinan y donde sabes que vas a hacer lo correcto, dejando un poco de lado lo que te gusta. Sabes que en ese camino vas a pensar más tus acciones, no te vas a dejar llevar tanto como en el otro porque piensas las consecuencias. Ese camino es liso, no hay obstáculos y si lo hay son pocos. Sabes que va a ser relativamente fácil andar por el, ya que es suficientemente grande para que alguien camine contigo; al contrario que el otro. Pero ves la parte en la que este camino puede llegar a ser aburrido. ¿Y los retos, y las aventuras, y las locuras? No va a haber demasiadas, porque prima antes el ser racional al ser pasional.

Y ahí estas tú, días y días mirando qué te conviene más. Pasión y placer frente a racionalidad y conveniencia. 
Entonces tu maravillosa mente se le ocurre una idea de lo mas estúpida, para variar: "Puedo alternar los dos, y caminar por los dos".
Pero ves que esta vez no es como las otras. Cuando empieces uno llegar al otro va a ser imposible, asi que tienes que elegir muy bien. 
Es hora de tomar una decisión que no va a ser LA decision de tu vida, pero si que va a marcar un nuevo punto de partida en tu vida. Vas a tener que dejar un montón de cosas a un lado, vas a tener que pensar en hacer lo que te gusta y en hacer lo correcto.
En pensar en quien te aporta pasión a tu vida y en quien te aporta racionalidad. 

A día de hoy, el 99% de la humanidad nunca ha acertado en esa encrucijada. ¿Y si alguno somos ese 1% que falta?


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