martes, 30 de abril de 2013

La chica que ya no tiene miedo.

Siempre me he definido como una persona con los ideales muy claros, que si los tenía que defender. Y los defiendo, pero no ante quien los debería defender. 
Hasta hace unos días no sabía esa realidad. Me callaba cuando no debía callarme por miedo a qué me podrían decir. 
Que alguien sea tu amigo o tu amiga no le da derecho a decirte nada que te haga daño o te haga sentir incomodo. Un amigo debe ser sincero, pero no debe ser acusador.
Es increíble cantas veces la gente confunde esos dos conceptos.
Por eso he decidido no callarme. Si tengo que quejarme lo voy a hacer, y si a alguien le moleste, que le moleste. 
No soy una voz encarcelada, no. Soy una voz libre, que quiere gritar. Y que si puede, lo va a hacer. 
Algunos de mis amigos me llaman hippie, o incluso perroflauta. ¿Y que si lo soy? No es algo despectivo. Es más, incluso me gusta. Eso es lo que me hace ser diferente. 
No se las veces que se han llegado a reir de mi porque pienso de una forma o de otra. Si soy ecologista, porque lo soy; si defiendo a los animales, porque los defiendo. Si defiendo la vida, porque la defiendo. Si lucho por mis derechos, porque lucho. Si grito que el mundo esta lleno de injusticias y que nadie se mueve para arreglarlas, porque grito.
Pues, ¿sabeis que? Que me encanta. Si, me encanta dar el espectaculo, me encanta armarla y me encanta meterme en lios si son por buenas causas. 
¿Qué a alguien no le gusta y le parece ridiculo? Me parece estupendo, respeto tu opinión y tu forma de vida. 
Mientras que ellos se dedican a reirse de mi vida y de mis ideas para sentirse realizados, yo me dedico a ser feliz y a vivir. Porque sinceramente me renta más. 
He aprendido en estos meses que no esta mal ser como soy, y si, he aprendido a valorarme. Me gusta ser la revolucionaria de mi familia y de mi grupo de amigos, la libertina y la espíritu libre. Y es que eso me llena. 
Una vez me dijeron que nadie debe cortar tus alas, y que nadie puede arrancarte la voz, porque la voz y los ideales nunca mueren.
Por eso mis ideales no moriran, porque ya procuraré que no mueran. 
Nada ni nadie los va a destrozar. Nunca más.
Ahora ya no tengo miedo de gritar.

lunes, 29 de abril de 2013

La vueltas de la vida.

Es increible las vueltas que da la vida. Hace unos meses estaba por los suelos, pensando en que no iba a salir de las sombras donde estaba. 
Ahora me miro y veo a otra persona; una persona muy diferente, muy lejana de aquella que era. Pero me veo muy bien. Veo que soy yo y eso ha repercutido en mi vida, haciendola cambiar por completo.
En las situaciones desagradables te das cuenta quienes son los que de verdad te quieren. Quienes estarían dispuestos a darlo todo por verte como antes. 
Muchas veces nuestro problema es que no vemos a esas personas, no vemos lo que hacen por nosotros. 
Nos solemos centrar en gente que no merece la pena nuestra atención, o que no sabíamos que les dábamos demasiada importancia. 
Gente con la que creías que contabas, gente que te decía que pensaba como tú, y que ha resultado que ni estaban, ni eran como te decían. 
Gente que te decepciona, que te hace daño, pero es un daño que es facil de superar. Después de todo lo que he pasado todos estos problemas son como arañazos: escuecen al principio, pero luego dejas que hagan costra. 
También descubres a gente que quería estar ahí, y que tu mismo has impedido que estén con tu silencio o con tu indiferencia. Porque tu idea era: "No se acercan a mi", cuando la realidad era muy diferente. "Es que tú desaparecías, y nosotros te echabamos de menos"

Gracias a estas cosas te das cuenta de la realidad: hay mucha gente que te quiere, y te aprecia. Gente que sabe que podrás lograr todo lo que te propongas y, que si te caes, ahí van a estar. Que tu pasado nos les influencia en su opinión sobre tí. 
Y, cuando eso nunca me ha pasado, es algo raro de asimilar. Me quieren tan y como soy, no por algo que aparento ser.

Ahora que lo veo todo nuevo ves que gente cercana no lo era tanto, que gente con la que no hablabas apenas se han convertido en personas fundamentales, y que gente que ha estado ahí siempre siguen estando ahí como nunca han estado.
Y cuando les veo no puedo evitar sonreír  Y es que nunca me había reído con tantas ganas, nunca había sonreído hasta que me doliera y creo que nunca he estado más cómoda conmigo misma. 
Al fin y al cabo, para qué planificar una vida si luego la vida da mil vueltas y no sabes donde vas a parar.

jueves, 25 de abril de 2013

Hola, existo.

Hoy ha sido un día de esos de indignación máxima. ¿Que qué es eso? Pues es uno de esos días en los que, sin saber porqué, te pones a hablar con tu madre y descargas todo lo que piensas. Y, si también te indignas.
Si, estoy indignada con el mundo en general. Es llegar la primavera y un extraño virus se propaga por la tierra: el virus del amor. 
Que moñada, madre mía. El virus del amor. Vas por la calle tan tranquila. cuando de repente, ¡paf! una pareja, y otra, y otra...Y piensas: "deben de haberme puesto la vacuna contra ese virus"
Parezco muy tremendista, y parece que dejo entrever que el amor es algo que no soporto. Pero es que no es así. Muy a muy pesar, debajo de una coraza de chica dura se esconde una chica demasiado enamoradiza. ¿Qué hay mas bonito en el mundo que amar y ser correspondido? Nada. 
Mi opinión es que el amor es químico  Si, una reacción química de nuestro cerebro. Mucha gente me dice: "para ti el amor es eso, una reacción biológica" Es que lo es. Lo que pasa es que también creo que se complementa con los sentimientos, algo que científicamente no puedo determinar. No puedo definir que es un sentimiento.
Cuando voy por la calle y veo a esas parejas pienso: "vaya, que pastelosos" Pero una parte de mí, chiquitita y escondida me pincha, diciendo: "venga, Buttercup, te mueres de envidia...aunque solo sea un poquito"
Vale, si, lo admito. A veces me pica el gusanito de la envidia. Yo también querría encontrar a mi complementario, a la persona que mejor que te entiende en el mundo mundial. 
Es un tema que llevo sin problema, pero muchas veces el mundo es tramposo y parece como si te bombardeara por los cuatro costados que estas sola mientras todos tus allegados no. 
Poco a poco ves como tus amigos y tus conocidos van conociendo a esa persona tan especial, con la que comparten un vínculo único. Y entonces empiezas a preguntarte si tendrás algún defecto, porque pareces un fantasmilla, vagando por la calle y por la vida sin que nadie se percate de tu existencia. 
Es algo que bueno, a veces pues duele un poquitín. Porque todos en el fondo nos gusta saber que le gustamos a alguien, y quien lo niegue, miente. La posible idea de sentirnos deseados nos agrada.
Sin embargo yo voy a mi ritmo, voy por la vida como quien cruza sin mirar. He aprendido a que ciertas cosas no se planifican, si no que aparecen en el momento mas inesperado, cuando menos has pensado en ello. 
A veces me encanta hablar del amor, por supuesto, pero otras veces no, simplemente porque duele recordar, y duele ver que los demás lo han conseguido.
De todas formas tengo que reconocer que me encantaría enamorarme de nuevo. Si, lo deseo. Pero aun no es mi momento y lo se.
A veces tienes que decir: "Hola, existo", porque parece que la gente no se da cuenta ni de que estás. Pero una vez me dijeron unas personas extremadamente sabias:

"Tu no sabes si para alguien existes de esa manera. Y, quien te vea, será el adecuado. Los demás son una panda de cegatos"

De momento voy a prometer que jamás perderé la sonrisa, porque, ¿quién sabe? A lo mejor ella es la que dice al mundo: "Hola, existo".

miércoles, 24 de abril de 2013

Vías de escape.

De siempre he sido una persona con bastante carácter, genio, y a veces, un tanto borde. Soy muy yo, no me gusta que las cosas no se hagan a mi manera. Se que esta mal, pero soy así. 
A veces peco de orgullosa, o peco de ser más lista que nadie, cosa que esta fatal. En esta vida si hay que ser algo, es ser humilde. 
Por eso tengo una vía de escape para cuando las cosas me desbordan, o para cuando tengo tal cabreo que me dan ganas de romper la pared.
Bailo.
Si, bailo. ¿Qué pasa? No es tan raro, ¿no? Vale, si lo pienso detenidamente...yo, bailando. Yo. No se si es buena idea imaginar tanto, pero es la realidad: bailo para evadirme. 
Empecé a bailar desde que era muy pequeña, y al principio lo odiaba. Me cansaba y eras muchas horas para una niña tan pequeña. Poco a poco, cuando fui creciendo, vi que el baile era más que una afición: era ya parte de mi vida. 
Todo sabemos como es el mundo del baile: no es la pelicula de Billy Elliot ni mucho menos. Cuando eres mayor es hora de empear a tomar decisiones, y yo tomé la mía. Para mal o para bien, dejé de bailar. 
Fui creciendo, pasé de ser una niña a una adolescente rebelde, demasiado rebelde y descontrolada. Un día que me dio un ataque de ira, abrí el armario y empecé a tirar todas las cajas. Parece increible, pero es verdad. La ultima caja que tiré contenía todos mis vestidos de baile, mis cintas de colores, y mis zapatillas de punta. De repente todo mi mal humor se me esfumó. Ver aquellas zapatillas me hizo recordar lo feliz que era cuando era más pequeña, cuando no era tan rebelde y tan odiosa como en aquellos años adolescentes. 
Mis padres, cabreados conmigo, se marcharon por la tarde y yo me quedé sola. Así que se me ocurrió una idea: iba a probarme las zapatillas. 
Fui a mi habitación, las saqué y me las puse. Vale, si, me quedan un poco pequeñas, pero me entraban. El simple roce de las cintas alrededor de mi pierna tenía un efecto relajante. Pero, ¿iba a saber ponerme de puntas de nuevo? Habían pasado unos cuantos años.
Probé. Y, aunque al principio me hice un daño tremendo en los tobillos, me mantuve firme. Busque entre mis canciones de metal y punk piezas de ballet, y cerré los ojos. 
El sonido del piano, de los violines...todo comenzó a llenarme. Y empecé a dejarme llevar. A cada paso, una tensión liberada. No escuchaba la música; es que practicamente la tocaba. 
Cuando me cansé apagué la musica y me quité las zapatillas. Me miré en el espejo del salón, y me reí de mi misma: "una rockera bailando ballet" Que cosa mas irónica. 
Pero me gustó, y cuando volvieron mis padres a casa yo era otra. Estaba calmada, y pedí disculpas. 
Desde entonces vi como el baile si que era diferente para mi: era una via de escape estupenda. Dejar la mente en blanco y dejarte llevar.
Ahora que soy más mayor cultivo otras vías de escape que nadie conoce: el yoga, la meditación y por supuesto, el baile.
Asique ahora antes de tener uno de mis ataques de ira, me pongo mis zapatillas y bailo. A mis padres les extrañó la primera vez que lo hice, pero ahora estan contentos.
He vuelto a recuperar mis zapatillas, aunque esta vez no me las puedo poner. Me he hecho demasiado mayor.
Mi madre me propuso comprarme unas nuevas, pero le dije que no. ¿Por qué, se preguntaran algunos?
Porque he descubierto que bailar descalza te da más libertad. 
Las zapatillas eran como los ruedines de las bicicletas, que los usas cuando no sabes moverte. La vida es igual; cuando eres pequeño necesitas de ayuda, ahora que soy mayor soy capaz de vivir sola. De bailar descalza.

martes, 23 de abril de 2013

La realidad a mis pies.

Cometer errores es algo innato en el ser humano. A lo largo del día cometemos multitud de errores y fallos y, muchas veces, nos terminan por salir caros.
De todas formas, hay personas que cometen errores por gusto. Les gusta equivocarse. Y, para que engañar, a mi me gusta equivocarme en ciertas cosas. Tropezar con la misma piedra, se llama. 
Dicen que de los errores se aprende. Al final le he tenido que dar la razón a ese dicho. Mi error se basa en la confianza y en el no ver la realidad. 
La confianza para mí es el mayor tesoro, el más valioso y el más poderoso. Valioso porque solo se consigue una vez y se pierde a la mínima, y más poderoso porque la confianza hace que las personas cambien, se muestren tal y como son. 
¿Mi problema, entonces, donde radica? En que confío demasiado pronto. A base de cometer ese error he llegado a la conclusión de que mucha gente se aprovecha de ello para sacar algún tipo de provecho. Manejar tu mente, hacer que veas lo que ellos quieren que vean, opinar lo que ellos quieren que opinen. Tu mente se vuelve voluble, manejable; y es algo que después de todos estos años no quiero que vuelvan a tocar. 
Mi segundo gran error es no darme cuenta de la realidad que me rodea. Si, lo reconozco: vivo en una nube, y eso de tener los pies en la tierra no me agrada. Suena cobarde, pero en el mundo de los sueños no hay dolor. Te inventas una realidad estupenda, donde todo es perfecto, donde tu eres el centro de todo, y tu tienes las mejores cualidades. Donde nunca lloras, ni te sientes solo, ni hace frío. 
Y estar tanto tiempo en ese mundo imaginario, pasa factura. Cuando llega el momento de salir, de poner los pies en la tierra y abrir los ojos, lo que ves no te gusta. Problemas, soledad, dolor, angustia. Terminas por volver a encerrarte en tu mundo de sueños hasta que un día algo cambia. 
Algo llega a tu vida, y te anima a poner los pies la tierra. Ya no sientes miedo a la realidad porque, por una extraña razón, sabes que podrás afrontarla. 
Yo he terminado por aceptar mi realidad. Abrí los ojos y vi todo claro. Vi que mi vida no es tan imperfecta como yo pensaba, y vi que mucha gente que pensaba que le importaba en realidad pasaba de mi, mientras otras personas que si se preocupaban les dí de lado. Ves a tus padres, por primera vez, como personas preocupadas por ti  porque no saben que hacer para ayudarte. Ves los nervios y la tensión que han pasado tus amigos por ti y lo injusto que es eso. 
Ver la realidad no se busca; un día te levantas y, simplemente, la ves. Es como recuperar la memoria, como si hubieras estado en coma mucho tiempo y recodaras todo de golpe. 
Ahora mismo, si no veo la realidad no es porque no quiera, es porque soy una despistada de primera. La palabra "evidencia" para mi no existe. Lo que otras personas ven claro, yo no lo veo, y al revés. Veo la realidad, si, pero de manera diferente. Por eso de cosas tan sencillas como que pueda haber llamado la atención de alguien, yo no las veo. Todo lo enfoco desde el punto de vista de la amabilidad. Es un problema que me trae de cabeza, pero muchas veces pienso que es mejor un poco en la ignorancia y ser feliz, a conocerlo todo y ser un amargado.
Si, soy un saco de problemas humano. Y una persona que piensa todo demasiado, que planea vivir una realidad, cuando lo que debería hacer es vivir sin mas esa realidad. 



Poco a poco lo voy haciendo, y tengo que decir que desde entonces, soy cada día un poquito mas feliz.

lunes, 22 de abril de 2013

Erase una vez.

Una vez soñé una historia despierta. Es de esas historias que se te quedan en el recuerdo, que te llenan cuando la cuentas a otra persona. Imaginas como serán los protagonistas, y como serán sus vidas.
Parecía la típica historia de película, de chico conoce a chica por casualidad. Se gustan, pero es imposible. En un principio ella piensa que es porque, simplemente, ella se ha imaginado un amor que en realidad no existía. Pasan los años, se acercan y estrechan la relación. Cada uno, cuando esta con el otro, sonríe. Se sienten completos, comprendidos. Pero poco a poco la distancia se mete de por medio. Ella confía en el y en lo que siente. "No es una ilusión", piensa; "si no, no dolería tanto".
Empiezan a aparecer los celos, el orgullo y contestaciones que ella jamás se esperó. Y esas son barreras muy dificiles de sortear. Uno de los dos ya no ve futuro en la relación. 
Llegados a este punto, todo debería terminar bien. Ellos superan todas las barreras sociales y acaban juntos, como en un cuento de hadas.
El único problema es que no termina bien. Las barreras que un día estaban empiezan a ser mayores, hasta el punto de mirarse y no reconocerse. Ella le mira: "¿Quién eres tú? Mi amor no es tuyo..."
El se ha transformado. Se ha vuelto como los demás: cruel. Le hace daño a propósito, sabiendo que las cosas que dice la harán vulnerable de nuevo.
"¿Cómo alguien que me vio cuando era invisible puede hacerme tanto daño? ¿Cómo alguien que se supone que me quería puede hacerme pasar por esto?"
Ella comienza a hundirse; no sabe nada, y nadie le responde. Y, cuando ve todo perdido, saca fuerzas y se levanta. Y pide explicaciones. El, sorprendentemente, accede. 
Cuando el le cuenta todo, ella experimenta una especie de paz en su alma, mezclado con una pizca de dolor.
Esa realidad le abrumó, la asustó. Por un momento piensa en una idea que surgió en su cabeza no hace demasiado: le da miedo dejar de quererle, porque sabe que no hay nadie como el. Que nadie le va a hacer tan feliz como el la hizo a ella. Porque fue él el que la enseñó a ver el mundo de otras maneras, asombrosas e increibles. Porque apareció cuando ella estaba perdida. 
Y, cuando ella menos se lo esperaba, todas esas ideas que ahora veía absurdas, se volvieron realidad en las palabras de el. Justo el es el que tenía miedo; el, que la dijo que nadie le iba a hacer tan feliz como ella le hizo; el, que se comportó como un imbecil por estropear a alguien tan especial. 
Después de todo lo que habían pasado juntos, de experimentar el primer amor, se miraron y dibujaron una sonrisa cansada. El dolor de tantos años se reflejaba tanto en ella como en el. Y es que ella, que pensaba que era la que peor lo había pasado, vio que no era así. Que él había mantenido una guerra personal, y que hoy en día la seguía manteniendo. 
Luego cada uno tomó su rumbo, y se hicieron una promesa: jamás se olvidarían.
Promesa o no, eso si que era una realidad.




Y es que al final, aprendí dos cosas: que no todos los cuentos de hadas tienen final feliz y que esa historia que un día imagine cuando era muy pequeña iba a ser la mía.





sábado, 20 de abril de 2013

La base de la felicidad.

Casi ha pasado una semana desde que todo cambió. Y menuda semana; ha estado llena de buenas noticias, de buenos momentos. De una vida que creía olvidada. 
Después de ese lunes que cambió mi vida, y que cambió la vida de otra persona, me he dado cuenta de que si antes estaba seguro que lo mio era ayudar, se me ha confirmado más. 
Desde muy pequeña ayudar es algo innato en mí. A medida que me fui haciendo mayor y las cosas se complicaron vi más claro esa idea en mi: yo estaba hecha para ayudar a los demás.
No podría contar las veces que he hecho cosas por los demás, porque no podría. Y tampoco quiero. No me dedico a ayudar por lucimiento, para que otros me vean y digan: "que chica tan considerada". No. No lo hago por eso. Lo hago por satisfacción propia, porque puedo demostrar qe si queremos en cada uno de nosotros queda esa humanidad que poco a poco hemos ido perdiendo.
Hoy en día vivimos en un mundo en el que el "yo" y el "mi" son las palabras mas dichas. Miramos solo por nuestro bien, queremos que el mundo funcione a nuestra manera. Y, mucha evolución, pero no hemos llegado a la conclusión de que eso es imposible. El ser humano es demasiado orgulloso para reconocer que se equivoca. Al final todos acabamos enfrentados por lo que queremos. Y es que no nos damos cuenta de que cada uno busca un mundo diferente. 
Yo veo la situación desde otra perspectiva. Si nos ayudáramos unos a otros, el mundo sería como una gran rueda, un engranaje que funciona a la perfección. Lo que yo no se hacer, tu me ayudas, y yo te ayudo a ti en lo que tu no puedas. Más simple no puede ser. 
Te ayudo sin animo de lucro; solo porque quiero que todos estemos bien.
Esa idea lleva conmigo desde que recuerdo. Y si, no solo ayudo al que me cae bien, o con el que no estoy enfadado, o con el que es buena persona. Todos merecemos que nos ayuden, aunque nos cueste pedir ayuda, o nos neguemos. Hasta el mas malo del mundo necesita ayuda. Si obviamos a esas personas, en realidad no estamos ayudando a quien realmente lo necesita. Ayudar al que esta bien es muy sencillo, pero a mi no me da satisfacción personal. 
El mundo cambiara si ayudáramos a los que realmente lo necesitan; quitarnos la cantidad de prejuicios que tenemos y salir y hacer lo que debemos hacer. Somos personas, todos. Y por lo tanto, iguales. Si ya ni nos ayudamos entre hermanos, ¿a que aspira la raza humana?
Mucha gente me ha dicho que soy idiota por ayudar al que me odia, o al que es mala persona. "No te lo agradecen", me dicen. 
Es que yo no busco agradecimiento. Si vamos buscando eso, es que no estamos buscando el bien común, solo buscamos la aprobación de la sociedad. 
Ayudar a los demás debe ser un acto de, al fin y al cabo, de amor a los demás. Tu podrías estar en esa situación el día de mañana, y te gustaría que te ayudaran. Entonces haz tu lo mismo.
No por ti. Por el mundo.

miércoles, 17 de abril de 2013

Los locos que me salvaron.

Hoy, estando recogiendo mi habitación, me he encontrado con fotos de mis amigos. Al final, y como es normal, he pasado de recoger y me he puesto a mirar cada foto. Menudas caras, menudas poses. Menudos amigos que tengo, pensé.
Mis amigos...nunca he escrito sobre ellos cuando es de lo primero que tenía que escribir. ¿Qué sería de mi sin ellos? Creo que nada de nada. 
En estos últimos meses han estado conmigo más que nunca. Este año han aparecido personas que han pasado a ser extremadamente importantes. Todos, cada uno con su forma de ser, me ha ayudado. Aprendo de ellos. Y es que somos todos muy diferentes. 
De ellos 8 aprendo cada día algo nuevo: superación, ganas de seguir, ganas de ser el mejor, ganas de triunfar. Ganas de vivir. 
Muchas veces me pregunto como no acabamos a palos. ¡Es que somos tan, tan, tan diferentes! 
Mientras miraba las fotos lo pensaba. ¿Cómo personas tan diferentes hemos llegado a hacer tanto grupo? ¿Cómo es que hay una amistad tan grande y fuerte?
No lo se. Es una de estas cosas que por mas que quieras encontrarle una explicación no la hay. Es así esa amistad porque es así. Punto. 
Me he puesto contenta al ver cada foto, pero no he podido evitar sentirme triste. Triste porque les veo y pienso en las veces que les he decepcionado con mi actitud. A veces ellos me han intentado ayudar y yo no me he dejado por cabezona. O a veces se han llevado malas contestaciones cuando no las merecían porque simplemente yo estaba mal. O muchas veces les he engañado diciendo que estaba bien, aunque estaba fatal. Aunque yo creo que, en eso ultimo, poco les he engañado. Me conocen demasiado y saben como estoy solamente con mirar mis gestos. 
También porque siento que a veces no he estado ahí todo lo que debería, cuando ellos si lo han estado. 
Pienso en ellos y pienso en cuantísimo les debo. Sin ellos no estaría aquí ahora; sin ellos seguiría hundiéndome en mis problemas, no queriendo ver la realidad. Sin ellos, es que no sería yo. Faltaría una parte de mí.
Sonrío cuando pienso en sus caras. Son geniales. Son únicos para mi. Puede que seamos diferentes, unos sean mas serios que otros, unos mas estudiosos que otros. Da igual. Si nos pasa algo, ahí vamos a estar todos para ayudarnos. Porque si hay algo que nos hace diferentes a los demás e iguales entre nosotros es que compartimos una extraña locura que nadie más entiende.


martes, 16 de abril de 2013

"El primero del resto"

Hoy me he despertado como si hubiera dormido años y años. Por fin había descansado. Había dormido sin tener saltos, sin despertarme en medio de la noche, no sin acostarme sin una preocupación. No, anoche fue diferente. Anoche dormí de verdad. 
Sin embargo, esta mañana no podía dejar de pensar en lo que pasó ayer.
Porque ayer cambió todo. 
Mientras me levantaba, me vestía y desayunaba pensaba en cada minuto de ayer. En como me vino a buscar. En como no hablamos en todo el camino hasta que nos sentamos. En como los dos evitábamos mirarnos. Y en como yo, sacando un valor que ni yo pensaba que tenía, solté todo. Si, si, todo. 
Es una sensación indescriptible cuando en un momento dejas que salga todo lo que has tenido encerrado durante años, tantos pensamientos, buenos y malos, que tantas noches te han acosado para bien o para mal, pero que al fin y al cabo te quitaban el sueño.
Cuando terminé una parte de mi alma se sentía un poco más libre, como si se hubiera librado de unas cadenas impuestas por alguien. 
Llegó su turno, el momento que he estado esperando tanto tiempo. Cuando empezó a hablar tenía miedo. Por fin iba a saber todo pero, ¿estaba preparada para escuchar la verdad de una vez por todas? Aún así me arriesgué.
Cuando él terminó, se hizo el silencio. Un silencio absoluto. El, callado, me miraba; buscaba una reacción en mi, algo. Pero yo estaba quita, sin levantar la mirada de mis pies. Lo que tantos años se había ocultado, en menos de una hora era algo conocido por fin. Tanta información de sopetón me dejó anonadada. 
Había conseguido mi objetivo; ya lo sabía todo. De acuerdo. ¿Y ahora qué? ¿Qué iba a hacer yo ahora? 
Es entonces cuando el siguió hablando. Y me dijo algo que jamás olvidaré. 

"Ahora que lo sabes todo, espero que lo entiendas. Se que es difícil  que te enfadarás y no querrás volver a verme, lo entiendo. Pero admitamosló de una vez, esta relación no iba a ningún sitio. No se porqué pero parece que nada está a nuestro favor; parece como si el mundo en general no quisiera que estemos juntos...bueno, el mundo y mis amigos claro. Y eso no es justo para tí; no es justo que estés así por mi culpa. Sí, por mi culpa. Odio verte así, y odio que hayamos discutido tanto. Y odio que aún así quieras hablarme después de todo. Solo quiero que me perdones, porque yo ya no puedo más"

Vaya, pensé. Menudo discurso. Después de tanta mentira, ¿le puedo creer? 
Le miré a los ojos; el nunca ha podido engañar con los ojos y vi en ellos que en realidad había ese rastro de culpabilidad que me acababa de decir. 
El tiempo curará las heridas, y solo quedarán cicatrices de algo que pudo haber sido. 

Antes de irme, me dijo una última cosa. 

"Quiero que seas feliz. Y que lo seas como nadie lo ha sido, ¿vale? Te lo mereces. Hoy supongo que empieza algo nuevo"

Sonreí. De camino a casa lo iba pensando: "hoy empieza algo nuevo". Y tan nuevo. Hoy empieza mi vida de nuevo. Vuelvo a tener un camino ante mi lleno de retos, ilusiones y sueños. Un camino que empezaré a recorrer yo sola, sin el. 
Nuestro camino llegó a su fin, y ahora cada uno camina por el suyo. Pero se que, pase lo que pase, si me caigo, me voy a levantar. Si algo me da miedo, lo voy a afrontar, y si me quedo sin fuerzas, las voy a sacar de donde sea. 
Porque vuelvo a ser la que era, la que un día, por razones que aun no he llegado a entender y que creo que jamás entenderé, desapareció, y se escondió.
Esa chica que tenía miedo poco a poco me abandona, y deja paso a lo que durante tanto tiempo ha estado impidiendo que se muestre: mi verdadero yo.

lunes, 15 de abril de 2013

Una aventura nueva.

Estoy en una camino nuevo, sin recorren aún.  Hoy doy el paso para andar por el, para disfrutarlo con toda mi alma.
Hoy vuelvo a ser yo de nuevo. Vuelvo a retomar mi aventura. Y no podría ser más feliz.

viernes, 12 de abril de 2013

"Si no lo intentas, no lo sabrás"

Hacía mucho tiempo que no tenía un día tan bueno como hoy. De verdad. El hecho de que sea tan bueno es porque algo esta cambiando en mí. Pero aún me queda mucho camino por recorrer.
En ese camino tengo muchos, muchos objetivos. Uno de ellos es perder el miedo a cosas que antes no le tenía. Como los chicos. Tengo la absurda idea de que cualquier chico que se acerca es porque se quiere aprovechar de mi de alguna manera. Bien es verdad que hoy en día muchos chicos son así, pero no todos. Sin embargo, tiendo a generalizar. Se que está mal generalizar; es una falacia, pero lo hago. No es que haya tenido mucha suerte con los chicos que se han cruzado en mi vida. La mayoría me han utilizando, sacando algún provecho de mi. Han jugado a ser algo que a mi me gustaba, para que me llamase la atención y así ganarse mi confianza. 
Pero a pesar de todo, hay un chico que destaca por no haber sido así conmigo. El fue autentico, fue el en esencia. Y eso me encantó. 
La historia es larga, muy larga, y algún día, no muy lejano, la escribiré, simplemente para que cuando la vea diga: "este es mi pasado, si, pero estoy orgullosa de el".
A pesar de que al final todo se torció, el fue capaz de verme cuando no era nadie. El sabía que yo existía  que era una persona que se escondía y el no sabía porqué. Un día me dijo: "Tu no eres un bicho raro, solo eres especial". Vale, puede sonar a tonto y empalagoso, pero esa frase me hizo verle con otros ojos a partir de ese día. 
Ha pasado mucho tiempo desde aquel día, demasiado tiempo. Y, en todo ese tiempo me he dedicado a reflejar mis sentimientos en un recuerdo, en frases y en conversaciones. Me alejé de la realidad. Un gran error por mi parte. Terminé enamorándome de una sombra de lo que fue ese chico.
En este tiempo han pasado multitud de cosas, cosas que han hecho cambiar lo que era especial en algo horrible, que hace daño, y demasiado daño. 
Por eso tomé una decisión: no compartir mas mis sentimientos con nadie, no mostrarme tal y como soy, en esencia. 
Cuando te dejas ver por completo, cuando desnudas tu mente y ya no hay secretos, te arriesgas a que esa persona luego use todo aquello en tu contra. A mi me pasó, y ahora lo estoy pagando. 
Por eso pienso que para qué enamorarse de nuevo, para qué compartir todo con alguien que al tiempo te ve como un despojo. No, no es una idea agradable. 
Esto se lo contaba esta tarde a una amiga, una amiga que me esta ayudando a salir de todo esto; y me ha dicho lo siguiente: 

"Entiendo que estés así, es normal. Cuando algo te hace daño, la persona tiende a alejarse, porque sabe con seguridad que eso le causará dolor. Pero, a veces, es mejor sufrir un poco para luego poder descansar"

En ese punto, salté. ¿Como que es mejor sufrir? Ella continuó.

"Las heridas solo se curan si se miran y se tratan; como no se curan es haciendo que no la vemos y dejamos que se infecte cada día más. Lo mismo es tu relación con el, es una herida que no quieres ver. Te haré una pregunta, ¿quieres curarte?"

¿Quiero curarme? Si. Nunca he dudado de ello. Si. Si. 

"Pues arriésgate una vez más. Piensa que después de eso, serás tú por fin. Tu, y solo tu. Tu y tu esencia, renovada."

Volver a ser yo. Un idea muy, pero que muy tentadora. Y el caso es que quiero, lo deseo y lo ansío. No tener mas miedo a la gente, a los chicos, nunca más. Ser feliz de una vez. 
Mi amiga me ha dado un tiempo, pero yo ya he tomado la decisión. Y para mi sorpresa, todo ha salido bien.
En 3 días toda mi vida cambiará. Pegará un giro de 360º y nada volverá a ser como antes. Yo cambiaré, para bien o para mal. Todo lo que soy se esfumará, empezaré de 0.
Antes de irme, mi amiga me dijo:

"Si no lo intentas, no lo sabrás jamás. Vamos, no tengas miedo. Tu puedes con esto y con lo que se te presente, porque eres una luchadora. Has luchado toda tu vida, y es el momento de ganar no una batalla, si no la guerra"

En ese momento sonreí. Y si, me emocioné. Por mi cabeza pasaron todas las personas a las que quiero. Y una frase se quedó en mi cabeza: "Ellos confían en mi, saben que puedo. Y si ellos apuestan por mi, ¿por qué no apostar de una vez por mi misma?"





jueves, 11 de abril de 2013

"Tu puedes"

Hacía mucho que no dormía tan mal como esta noche. La cabeza casi me estalla; tantas preguntas, tantas cosas, tantos recuerdos; y la idea de que dentro de nada todo va a acabar, ya sea para bien o para mal. Van a ser unos días difíciles, lo se. 
Lo pienso y es que todo se va a acabar. Así, de golpe. Tantos años para que todo se reduzca en unas horas de un día cualquiera y en una decisión. No puedo evitar ver los dos tipos de resultados: el bueno y el malo. Y de ese resultado dependerá de quien seré yo.
Reconozco que me da un miedo terrible hundirme, perderme y no encontrarme más. Que no sepa quien es la chica que se refleja en el espejo cuando me mire. 
Las personas a las que quiero y admiro me repiten siempre que soy una persona fuerte, capaz de conseguir lo que me proponga, y que de esta saldré no solo bien, si no que saldré genial. Espero que lleven razón. 
Es una decisión que tenía que haber tomado hace mucho tiempo, pero el corazón es tramposo, y oculta los sentimientos, no los elimina nunca. Pero dentro de unos días, voy a cambiar eso; voy a ser capaz de eliminar de una vez por todas.
Soy consciente de que el resultado, sea cual sea, va a hacer daño, porque siempre que rompes un vinculo especial con alguien, duele. Pero pienso que es el ultimo golpe, y que si he aguantado tantos uno más puedo aguantarlo. Por mí. Por las personas a las que quiero tanto y siento que en el fondo las he fallado. 
Si hay algo que me guste poco en la vida es tomar decisiones drásticas, pero ha llegado el momento de ser mayor de verdad, de coger mi vida y decidir que hago, porque es mía, y de nadie más.

miércoles, 10 de abril de 2013

"Por eso eres diferente"

Desde hace un tiempo dejé de lado cosas que hacía con normalidad, cosas que para mí eran un medio de escape. Aún me sigo preguntando el porqué dejé de dibujar y escribir. Desde muy pequeña, el tema de la pintura, la música, el baile, el teatro y la lectura me ha llamado mucho la atención. El arte es mas que un lienzo con personas que pintó un día un artista que posiblemente le pagaran para hacerlo, o porque simplemente se aburría. Pero detrás de cada cuadro, al igual que de una canción y de un libro, hay una historia secreta que solo el artista sabe, y que le mayoría de las veces sigues estando ocultas. 
Lo mismo son las personas. Cada uno somos un cuadro, una canción, un libro. Cada uno con su historia. Y mi forma de escribir mi historia era escribiendo, o dibujando, inspirada por una canción que tenía un significado oculto. ¿Por qué entonces lo dejé, si tanto me gustaba? Supongo que perdí la motivación, perdí las ganas de seguir. Ayer me acosté con esa idea  y hoy le sigo dando vueltas. Hacía esas cosas porque me hacían diferente a los demás. ¿Por qué abandoné algo que me hacía especial? La respuesta inmediata es que por ser diferente me han hecho demasiado daño; se han reído de todo aquello que me llenaba y realizaba. ¿Por qué, entonces, ser diferente, si solo causa dolor? Mejor ser como los demás, ¿no? Eso pensaba ayer. 
Sin embargo, ayer una persona me dijo algo que se me ha quedado grabado:

"Puede parecer que eres un fantasma, pero no lo eres. Que mucha gente no se fije en ti no significa que lo seas. Mucha gente te aprecia. Eres de las pocas personas que conozco que ayudan a los demas desinteresadamente. Por eso es por lo que eres especial, por eso no eres del montón"

Esa frase me hizo pensar un rato, hasta que me fui a la cama a dormir. Y, casualidad, destino, llámalo como quieras, esta mañana una amiga me dice:
"No se porqué no te dedicas a escribir; eres buena" 



Parece que el universo se ha compinchado para que de una vez me crea que soy distinta. Que tengo...¿dones? Menuda idea; una idea que me da miedo y felicidad a la vez. Así que esta tarde, mientras venia de vuelta de las clases se me ha ocurrido una idea: juntar mis ganas de escribir de nuevo con ayudar a los demás. Si mis historias a mi me servían como vía de escape, ¿por qué no ayudar a otros a que sean libres de una vez por todas? ¿Por qué no procurar que lo que una vez fue malo para mi sirva para que otros no cometan el mismo error?
Tengo ganas de ver a donde me lleva este camino nuevo que he tomado, porque aunque me de miedo, quiero volver a ser diferente. Volver a ser la que era. Y retomar mi propia historia de aventuras.

martes, 9 de abril de 2013

Little Buttercup.

¿Cómo empezar a describirme? Supongo que no tengo ni idea de por donde empezar. Soy una persona normal, con una vida que intenta ser normal, con una familia y unos amigos, unos estudios. No destaco por nada, ni por ser lista, ni por ser buena, ni por ser guapa. Me limito a vivir, o por lo menos a intentarlo. 
Soy una chica de las llamadas del montón. Una chica de esas que esta llena de ilusiones, de sueños y de grandes ideas, pero que se ve incapaz de hacerlos realidad. ¿Por qué? No lo se. Siempre que he intentado hacer uno de mis sueños realidad ha resultado ser un absoluto desastre. Muchas veces me encantaría despertarme, y sentir que soy especial. Que soy capaz de hacer grandes cosas. Pero eso no es así.
Bastante esfuerzo hago ya para seguir cada día. Mi vida no ha sido un camino de rosas, precisamente. 
Un día normal en mi vida es un dia de un fantasma. Me levanto, desayuno, voy a clase, vuelvo, estudio, ceno y a dormir. Y así dia tras día. 
Esto no quiere decir que este sola; tengo a mis amigos de mi lado. Ellos, que son increíbles. 
Soy una persona insegura, para que negarlo. No me gusta mi cuerpo para nada. Voy por la calle y me fijo en las chicas que me cruzo. Tan perfectas, tan a la última, caminando como si el mundo estuviera a sus pies, seguras de que ellas valen. Cuando paso a su lado, agacho la cabeza, me hago mas pequeña. En el fondo esas chicas me intimidan pero las admiro. Yo quiero ser como ellas. Valiente, fuerte, decidida, pero ¿qué soy? Débil, miedica y muchas veces que duda de sus capacidades. 
Para mi el físico siempre digo que es lo menos importante, que lo importante es lo que somos en esencia. Los sentimientos son para mi como el cristal: tan bonitos y tan frágiles a la vez. Puede que sea un poco rara en como veo las relaciones humanas, no lo niego. 
Tampoco es que tenga habilidades extraordinarias, ni que tenga gustos de lo mas exquisitos y estramboticos. Me gusta la lluvia, por ejemplo. Los dias nublados, con esas nubes color plata. Pintar, dibujar. La música, que en mi vida es muy importante. La música es la que cuenta al mundo mi estado de ánimo. Me gustan esas tardes de ver películas hasta que te duelen los ojos; el olor a hierba recien cortada; leer, meterme en el libro, ir mas alla de lo que me dice el autor o la autora del personaje. También me gustan esas conversaciones interminables sobre todo. Las fresas con nata, lo reconozco. Perderme un dia por la ciudad, dejando que mis pies me lleven donde ellos quieran. Ayudar a los demás a ser quienes ellos deben ser. 
Me gusta estar sola.




Después de escribir todo esto, me doy cuenta de que incluso soy mas normal y vulgar de lo que me imaginaba. Por un lado eso me molesta, porque quisiera destacar, pero por otro lado pienso que si soy asi, será por algo. ¿El qué? Aún no lo se; no se cual es mi camino ni mi destino en esta vida, pero pienso descubrirlo.